27 de diciembre de 2008

Pocos pero buenos.


Desde que me he enamorado de este hermoso deporte he tenido varios sueños a cumplir, que de a poco, y con mucho esfuerzo he logrado cristalizar. Uno de ellos era conocer una laguna muy poco explotada, no muy conocida por el común de los pescadores , pero que tiene en sus pergaminos de ser una de las lagunas con pejerreyes mas grandes y peleadores de la Argentina.



Este espejo mítico de agua es el llamado Salada de Darragueira. Ubicado en el partido de Adolfo Alsina, a 650 Km de la Capital Federal. Tiene una cubeta de aproximadamente 600 hectáreas con una profundidad media de 6 metros con una máxima de 12 metros. Es de característica salobre (de ahí su nombre) y tiene como afluente al arroyo Goyena que muchas veces la hace rebalsar de manera importante desparramando desbordes de agua y cardúmenes de pejerreyes por toda el área. Sus costas son de barrancas bajas de tosca con desplayados y algunos tamariscos hundidos en el fondo. Es de propiedad fiscal y el Club local cobra una entrada para pescar.


Este es un buen Club donde los que no pescan podrán hacer el asado o cebar mate en la orilla. Tienen la virtud de echar a los furtivos. Fácil acceso al agua de casi cualquier lado. Tiene el Club local un muelle con pluma. En sus instalaciones se puede acampar. Tal vez hasta algún socio le alquile casa, casilla o bungalow. Posee buenas instalaciones sanitarias, agua fría y caliente, guardería, fogones, juegos infantiles. Tiene proveeduría y restaurante, y hablando el encargado, siempre se puede arreglar para comer ahí.

Hacía un mes algunos de los chicos del foro la habían visitado realizando pescas espectaculares de pejerreyes de portes imponentes. Por ello, cuando mi amigo lampi me llamó para armar un viajecito hacias sus aguas no dudé ni un instante. Así nació la idea de juntarnos en caravana, en dos autos, con un grupo de amigos que ya conocía y con algunos que estaba por conocer.


El viernes a la noche me pasó a buscar Guiyo y de ahí a buscar a Martu para después terminar armando el team del auto 1 con Macoco en Banfield. Una recorrida importante que nos demoraría en la salida, mientras en el otro batimovil iban lampi, Adrian, Sebastian y Sirulido.

El viaje fue por demás placentero y, previa parada para recoger carnada en Fosfori en Bolivar, arribamos a la mañana temprano a la entrada a la laguna. Aquí tuvimos un pequeño percance de perdernos en su camino de tierra de 30 km hasta que encontramos el pesquero.


Los otros chicos habían llegado temprano con el colo, guía de la zona, y ya estaban en el agua probando suerte. Nosotros armamos con paciencia las cosas, mas vale perder un par de minutos mas a olvidarnos algo importante por apurados. En un rato ya estábamos en el cómodo trucker del Matías,hijo del colo, que nos ofició de guía y excelente compañía.

En los primeros intentos y al haber una hermosa brisa, intentamos garetear por el centro de la laguna en dirección opuesta al pesquero. Todos arrancamos con 3 boyas aparejadas con trampa y con brazoladas mas bien arriba, entre 20 y 60 cm. El pique se hizo esperar por un buen rato.


En ese momento nos comunicamos con la otra lancha que pescaba mas en la zona profunda de la laguna sin haber tenido ningun resultado hasta esa hora. ¿Dónde estaban los matungos?


La ansiedad ya desbordaba cuando Macoco clavó un pequeñin de 30 cm. usando paternóster. Al ratito Guiyo con sus 3 boyas tuvo el primer chanchito, de 45 cm. que casi le tira la caña al agua. La cosa, muy despacito, venía repuntando.
En una de las pasadas yo ya estaba dejando derivar las boyas bien bien lejos y ya le había puesto una bigotera a la última boya en busca de mas efectividad.


En un momento y con la línea a mas de 80 mts, invisible a mis ojos, siento que el multi sale con un poco mas de velocidad de lo que venía saliendo al garete. Peje dije y clavé, bien lejos, con todas las ganas. La caña chilló y se clavó en el cielo, con la firmeza de una buena pieza del otro lado de la línea. La pelea fue maravillosa, muy peleador el pescadito que a su salida acusó hermososo 50 cm.


Durante la mañana salieron algunos mas en las cañas, ningunos como los primeros, pero que cada tanto nos despertaban. Hasta que encallamos en un banco de arena cerca de la costa y decidimos seguir pescando anclados. Yo lancé las boyas en dirección contraria a lo que estaban pescando los chicos, cuando veo una pequeñísima corrida, clavo con todas mis fuerzas y la línea explotó en la caña.
Las boyas quedaron derivando solas con el pez enganchado en una de ellas, cuando las fuimos a buscar el matungo se había ido.


Cuando reviso donde se había cortado veo que me había alisado literalmente el alcahuete de la línea. El pescado que tendría que haber sido para hacer semejante proeza de doblarme del todo el alambre del alma del alcahuete. Tremendo, calculo que sería ese chancho que fui a buscar, pero con el error de darle un cañazo tan fuerte con multi, le di la oportunidad de usar su propio peso para reventar la línea. Otra ves será.


Al mediodia salimos a almorzar porque el calor ya era insoportable en el espejo. Al encontrarnos con los chicos de la otra lancha, la suerte de ellos fue parecida a la nuestra en cuanto a cantidad no asi con la suerte de encontrar algun matungueli de los buenos. Almuerzo de picada regada de buenos vinos y cerveza y a la cancha otra ves.


Esta ves nosotros volvimos a intentar el garete en el mismo lugar donde habían salido los grandes. Ahí y cada tanto algun pejerrey salia, bien arriba en las brazoladas, con unos mas de 45 y pico y con dos de 50 cm. mas que tuve la suerte de sacar. A la salida al otro bote no le fue nada bien, salvo algun mediano pescado a fondo con paternóster.


A la noche y mientras degustábamos el asadazo que se mandó el lampi, intentábamos analizar el porque de la no muy buena pesca. Y, aparte de que el viento no ayudo, con su ausencia en casi todo el dia, no encontramos mas que suposiciones de que el pejerrey no estaba comiendo bien, y alguna que otra idea mas, pero nada certero.


A la noche, los chicos se fueron a la costa a intentar pescar sin tener suerte. Yo me fui a dormir a la carpa a la espera del otro dia con la esperanza de que mejore la suerte.


Al día siguiente rotamos personajes y guiyo, adrian, lampi y yo salimos con el colo. Intentamos arrancar al garete en la zona de pesca del dia anterior con algunos lindos clavados por guiyo y por mi que, a la postre, fuimos lo que mejor pescamos, logrando pocas pero buenas piezas.


Al mediodia salimos y los chicos del batimovil 2 decidieron pegar la vuelta y no salir a la tarde. Nosotros dudábamos de seguir el plan original de seguir pescando a la tarde, dormir a la noche y volver al día siguiente. Después de muchas dudas, salimos de vuelta al agua, ya sin una gota de viento, por lo que después de un buen rato y con pique nulo, pegamos la vuelta en busca del reparo del sol.


De ahí, baño, acomodarnos y sin esperar al día siguiente, pegamos la vuelta con tranquilidad hacia nuestros hogares.
La pesca estuvo floja, por suerte dentro de todo, pude conocer algunos de esos termos que guarda este pesquero mítico. La revancha será seguramente con mas suerte, el año que viene.

Pocos pero buenos, con mucha amistad en un fin de semana entre amigos y pesca. Que mas pedir.

13 de diciembre de 2008

La Fama no es puro cuento


Tantas veces las anéctodas contadas por mi entrañable amigo Lamparita de las tremendas pescas de lisas en el Arroyo La Fama me pusieron la piel de gallina. Tantas veces las fotos de esos torpedos submarinos pescados ahí nomas del gris cemento, en un lugar imposible, me hicieron anhelar con conocer ese paraje de ensueño.

Tantas fueron las veces que soñé con estar ahí que ya estaba perdiendo la esperanza de que realmente alguna ves sucediera. Pero, como la fe es lo último que se pierde, un buen día llegó ese ansiado momento.

Un llamado sorpresivo del lampi cambió ilusión por realidad. Que haces el domingo? Vamos a La Fama? Y SII..fue mi respuesta entre incrédulo y emocionado.

La Fama es un arroyo que nace en el delta del Río de la Plata en la zona de Ensenada-Berisso. Se interna dentro desde ahí serpenteante por toda la zona continental de este lado de la ciudad.


Por alguna extraña razón, cuando el calor es una constante en la época estival del año, las lisas llegan del mismísimo Rio de la Plata y se interna en su cauce en busca de alimento. La pesca, como siempre en esta especie, es un misterio, a veces se larga a comer y explotan los cardúmenes, a veces pasa de largo sin siquiera mirar los engaños y carnadas ofrecidas. Un misterio.

Salimos a las 8 de la mañana de la guardería en la flamante y espectacular lancha de Lampara y Nemo, la Talu, acompañados también por Leonel y Neo, un quinteto especial que aseguraba la risa y buena onda en toda la jornada.


Primer destino el mítico arroyo La Fama. Apenas entramos en su naciente nos dimos cuento porque siendo un pesquero tan famoso es tan exclusivo de los lugareños. Ya la entrada no es fácilmente identificable y, para colmo, a los 30 mts de entrar, unos gigantescos árboles hundidos cruzan de lado a lado su cauce, haciendo casi imposible ingresar, salvo que se conozca de cabo a rabo como estan cruzados y por donde se puede pasar. Un verdadero desafío y una protección natural impresionante del lugar.

Entramos despacito, cuidando la Talu de cualquier inconveniente, hasta que nos empezamos a adentrar en ese submundo del arroyo, con riberas barrancosas totalmente cubiertas de una exuberante vegetación y que al llegar al lugar de pesca nos permitía bajarnos si era necesario.


Anclamos amarrados a un árbol que caía sobre la costa y ya desde ahí se escuchaban a los pescadores amigos del lámpara gritarnos miles de chistes acerca de nosotros y de nuestro amigo-guia. Nos matamos de risa por un buen rato hasta que nos pusimos serios e intentamos pescar.

Nos veía actividad de lisas por la zona. Pero, nunca se sabe y armamos las varas largas y fortachonas de pejerrey con la línea que habitualmente se usa por acá. Dos boyas yo-yo chicas terminadas en un lazo donde atar el puntero mandale con su correspondiente plomada.


La idea de esta línea es lanzarla con el mandale pasando lo mas posible la zona donde queremos pescar para, luego de que el la plomada del mandale ancle, recoger arrastrándolo haciendo el menor ruido y movimiento posible, hasta la zona de pesca.

Una ves lanzadas las líneas a esperar. El pique de la lisa es sumamente sutil y desconfiado, teniendo el pescador unas fracciones de segundo para decidir clavarlas, por lo que se erra mucho pique, que se paga cuando se tiene un torpedo de esos volando al otro lado de la línea.

Para encarnar nosotros comenzamos con lombriz, que no era colorada, sino la blanca grandota, ya que en el puesto de carnadas nos dijeron que estaba saliendo con esa..eso dijeron.


El primero que acusó pique fue Neo, y clavó con la firmeza que lo caracteriza como gran pescador que es. Pero la pelea no fue tan explosiva y ahí mismo nos dimos cuenta que no era una lisa la engañada. Después de la corta pelea una pequeña boga asomó sus narices siendo la primera captura del día. No era lo que vinimos a buscar, pero, nunca se reniega de una buena boguita.

Al rato, Leonel tuvo otro pique sutil y clavó con ganas. La línea explotó y salió despedida de derecha a izquierda con una potencia impresionante. Lisa dijimos todos, un gran torpedo! Leo lo peleó con gran paciencia y astucia, realmente era impresionante ver ir la linea de derecha a izquierda con una velocidad impactante.

Menuda sorpresa nos llevamos una ves que el pez fue arrimado al bote y nos dimos cuenta que no era lisa. Era un sábalo que lo habían clavado de la cola y por eso peleó tanto. Las risotadas fueron muchas y las maldiciones de Leo tambien.


Ya en ese momento y como el pique no se daba, decidimos movernos hacia otro lugar, ya fuera de La Fama. Nos fuimos al embarcadero del Club Náutico.

Cuando llegamos nos mirábamos entre Neo, Leo y yo, os visitantes. Porque no podíamos creer que entre medio de los yates se pudiera pescar lisas.

Líneas al agua y a probar de nuevo. Pegados a la costa teníamos muchos piques, pero cuando salió el primero vimos que eran boguitas. Nos entretuvimos un buen rato con ellas, sacando y devolviendo las piezas después de una divertida pelea.


Cuando nos estábamos empezando a resignar con que las lisas brillarían por su ausencia, Neo tuvo una llevada franca con la línea muy cerca del bote. Zas! Clavó Neito y salió disparada, la muy artera, como misil. Si! Era una lisa!. Por fin se dio ese pique esquivo, fotos de rigor, y todos con las líneas en el agua, atentos ante la posibilidad de haber encontrado el cardúmen.

Al rato y tambíen cerca del bote, Lampara demostró porque es el Rey lisero de la zona, y con sendos piques clavó dos hermosas lisas que aumentaron la cosecha del día.

En ese momento un llamado de Fabián, un amigo del Lampi, directo desde La Fama alertaba que el cardumen estaba a pleno comiendo y que estaban sacando calidad y cantidad.



Levantamos todo y salimos para allá. Cuando llegamos vimos la cosecha de Fabián y casi nos caemos de espalda, un decena de lisas enormes ya estaban listas para ir al freezer. Preparamos las líneas mojarreras para pescarlas como lo estaban haciendo ahora. Una boyita yo yo bien chiquita con un anzuelo y sin plomo, mojarreandolas desde la barranca al borde de la costa.

No tuvimos suerte, el cardumen había pasado y nos había dejado con las ganas de pescarlo. A esa altura una lluvia incesante nos hizo meternos entre los árboles y esperar la vuelta de las bichas. Pero nunca pasaron.

Decidimos ahí, dar por concluída la jornada con poquitas piezas pescadas por nosotros, pero con un hermosa faena por Fabián. De mi parte no me tocó en suerte una lisa, pero disfruté de una jornada entre amigos, en un lugar mágico, que no cualquiera puede conocer y de ver que lisas hay, muchas y que se pescan...La Fama no es puro cuento.




26 de octubre de 2008

¡Peligro Tarariras sueltas!



L a ansiedad por que comience la temporada de pesca de nuestras amadas tarariras me tenía bastante loco. Mas despues de la excelente pesca con señuelos que habíamos hecho en La Paz con el dorado. Y teniendo en cuenta lo mala que fue la temporada pasada, ya no me podía mantener quieto.



Un llamado, como siempre pasa en estos casos, del amigo Sergio fue lo que estába esperando. Tengo lancha reservada para el río, me dijo. A la mañanita hacemos peje y al mediodia vamos por las taruchas que estan reactivas, sentenció. Y asi fue como comenzó una nueva aventura que fue cambiando de forma cuando se unieron el Ingles y Nico Bimmer, ya que por el voto de la mayoria decidimos ir a buscar directamente tarariras todo el día.


El viernes a las 6 de la mañana me pasó a buscar Nico y encaramos por la ruta para encontrarnos con Sergio y el Ingles en la Shell de la autopista. Desayuño, charla amena y mucha ansiedad dejamos cuando nos fuimos directamente para el Tigre en busca de la guarderia de donde saldríamos al Río.




Allí nos encontramos con el guía Walter Melvic, quien oficiaría mas que de guía de compañero de pesca, con un conocimiento profundo de la zona donde iríamos y con data muy fresca para tratar de encontrar a las guerreras. Saludos de rigor, bártulos al precioso trucker y a navegar.




Para llegar al lugar elegido hay que navegar un buen rato, mas de una hora, ya que se recorre todo el delta del Río de la Plata, hasta pasar a la 3ra sección, allí ya encaramos hasta llegar a la zona de las Islas García y Oyarbide. Como el día se presentaba espectacular en cuanto a lo climático, con leves brisas bajo un sol radiante, la recorrida fue por demás placentera.




Una ves llegamos a la “zona”, el guía Walter nos contó como era la situación. La pesca se hace adentro de la isla recorriendo la infinita cantidad de canales y riachos que hay, en busca de pozones en las zonas bajas. Allí la tararira se amontona para retozar, cazar y prepararse para la nidada.


Las condiciones ideales son que se esté en bajante y que el caudal de agua sea lo menor posible, sin llegar a secar las entradas a los canales. Así se acarduman mas los peces y, con la sabiduría del guía se pueden encontrar pozones espléndidos.

El río estaba en plena bajante, demasiado quizas para el gusto del guía, pero llegados hasta acá, no íbamos a perder la oportunidad de intentarlo. Walter pegó el grito de agarrarse y encaró la entrada de un arroyo que se metía en la isla, entramos con 50 cm. de agua y sólo porque Walter sabe exactamente como es el fondo canaleteado, sino nos encayábamos seguro.




Recorrimos unos 5 minutos bajo un paisaje maravilloso. La isla está casi desierta y todo lo que se ve alrededor es naturaleza pura. Un manjar para los sentidos. Llegamos al lugar elegido, preparamos los equipetes y a lanzar. Fueron varios lances hasta que empezaron a aparecer las primeras.




Bajo la atenta supervisión de Walter, empezamos a rascar el fondo del canal, esa era la idea inicial que nos aconsejó el guía. Tan abajo, acostadas en el fondo nos dijo..y ahí las fuimos a buscar. Yo empecé con un subwart, pero tirandole a la costa del canal para rascar esa zona ya que este señuelo profundiza poquito...asi saqué dos hermosas taruchas de un kilito y pico, despues usé un spinner bait de gusano morado que me dio un par de capturas mas. Nico con un shad rap de rapala clavó tambien algunas ya mas en el medio del canal.




Mientras tanto el Ingles y Sergio se habían bajado para caminar la costa opuesta y hacer algunos lances. Ahí se destacó una hermosa tararira que sacó el Ingles con un tucan flex y Sergio clavó algunas mas con un coquet de del.

Al cabo de un buen rato y ya con la merma de la pesca subimos al trucker y volvimos a salir a río abierto para entrar en otro canal. Acá ya entramos con 20 cm de agua y de forma milagrosa. Walter ya había pegado el grito que nos agarremos que no entrábamos, pero encaró igual a toda velocidad y con el impulso pudimos pasar la entrada y encontrar mejor calado dentro del arroyo.


Allí navegamos por dentro del canal hasta que ya se ponía tan bajo que tuvimos que anclar y pescar en esa zona. Fueron varios intentos con muy poquitas respuestas. Al rato Sergio se descalzó y se fue a caminar por el costado del arroyo hasta que lo perdimos de vista.


Nosotros no duramos mucho mas sin seguirlo. Todo el mundo en patas para no embarrar la embarcación y a caminar entre pastos vírgenes, cardos y paredes de juncos de dos mts. de alto. Toda una aventura.


Paramos en un recodo de dicho arroyo donde Sergio se cansó de sacar con el coquet y el resto de nosotros lo acompañamos con capturas con los mismo señuelos que veníamos pescando.
Sergio, culo inquieto como es, se fue de nuevo cruzando una mata de juncos que daba el aspecto de impenetrables. Al rato el grito siguiloso de vengan nos hizo cruzar a todos el impenetrable.


Alli se veía a Sergio clavar una tras otra. El lugar formaba una especie de playita donde las había visto tomando sol y allí hicimos una pesca impresionate. Era tirar y tener ataques de tarariras de 1 a 3 kilos. Eso era lo que habíamos ido a buscar.

Como al rato el Ingles cambió por un subwart oscuro grande, le pedí que me preste el tucan flex, ya que el que yo tenía era muy chiquito. Realmente me cansé de pescar y no lo cambié en el resto del día.


Ya pasado el mediodia y con las guerreras dispersas en esa zona, salimos para otro lado donde Walter nos dijo...Ven donde desemboca el arroyo con el río. Si dijimos todos viendo que el río había bajado tanto que ya en esa desembocadura estaba sin agua.Bueno ahí se quedaron baradas las tarus, está lleno seguro.


Dicho y hecho. Llegamos y despues de comer arriba del trucker nos bajamos para caminar hasta rodear esa desembocadura, algunos del lado de la isla, otros parados directamente en el lecho del río sin agua.


Fue otra fiesta, tremenda cantidad y calidad de capturas. Tirar y tener ataques. Una pesca realmente impresionante. Apenas me podía mantener en pie en el barro para lanzar, clavar, pescar, sacar el pez, sacar fotos..mas de una ves terminé de culo en el barro. Pero realmente feliz, no se podía pedir mas.

Es increíble como la hoplias se mete en el barro a disfrutar del sol aunque apenas haya agua. Es un pez endemoniadamente raro. Y así y todo, en plena etapa de descanso, ve comida y ataca con una voracidad increíble.


Al llegar el atardecer decidimos pegar la vuelta ya que teníamos un largo viaje de regreso y con bastantes inconvenientes por lo bajo del río. Igualmente la pericia de Walter hizo pudieramos salir a río abierto aún con menos agua que antes y que llegaramos a buen puerto sin ningun contratiempo.


Al finalizar la jornada contabilizamos mas de 100 capturas entre los 4, todas devueltas a su hábitat y con otros 100 piques errados que no pudimos levantar, cosa común en la pesca con señuelos. Impresionante.


Una jornada única como comienzo de temporada de tarariras que seguramente en muy breve tiempo repetiremos antes de que se nuestras amadas guerreras se desparramen en el estuario.


 
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