En la semana, y con la ansiedad natural que cada vez que sé que salgo a pescar se me presenta, me puse a preparar líneas especiales para esta pesca. Una línea de dos boyas yoyo blancas de 20 milímetros, separadas entre sí por dos metros con brazoladas cargadas de dos metros de largo para poder regular la profundidad, y anzuelos número 3, fue la que armé pensando en todas las visicitudes que la pesca a profundidad nos presenta el pejerrey.
El domingo llegamos temprano a Monte, previa compra de mojarras medianitas en la ruta de entrada al pueblo. Cargamos el bote y a remar.
Salimos a quinientos metros del pesquero, con un fuerte viento de frente, por lo que una vez que llegamos al lugar elegido anclamos y no nos movimos mas del mismo en todo el día. Líneas al agua y ya de entrada se notaba que la preparada por mi era la opción adecuada.La proporcion de pique era tres a uno con los chicos que empezaron con boyas convencionales. La gran diferencia es la forma en que se ve el pique. En las boyas yoyo y al ser tan chiquitas y livianas, lo que se produce es el hundimiento casi instantáneo de las mismas apenas el pez toma la carnada. Como no tienen trampa, hay que darles unos segundos para que tome bien antes de clavar. Al rato de estar pescando Facu decidió armar una línea parecida a la mía con dos boyas yoyo naranjas. Los resultados comenzaron ahí a ser parejos, mientras Cristian, debutante en esta difícil pesca y con boyas demasiado grandes, seguía luchando con los piques errados. la pesca venía siendo muy buena en cantidad , no asi en calidad, hasta el mediodia dnde con tanto calor y con la laguna casi planchada, los pejerreyes empezaron a ponerse mucho mas remisos que antes. El pique era espaciado y jugueton, hundían las yoyo pero las devolvían enseguida a superficie. El problema mas grande a estas alturas radicaba en la falta de carnada adecuada para tentar a las flechas. Los dientudos brillaron por su ausencia en toda la jornada y el filet de pejerrey no estaba funcionando bien, asi que las mojarras eran las únicas que podían conseguir pique, pero como estaban todas muertas no eran las mas tentadoras. Aproveché las mas grandes para por lo menos que se hagan visibles, y les daba tironcitos a la línea para que la carnada tomara algo de vivacidad. Así fue que seguí consiguiendo algun pique bueno que pudiera clavar. Por la tarde y habiendo dado por satisfechas mis ansias de pescar intenté probar con las clásicas líneas de tres boyas. Así que primero puse unas de balsa tipo cometas negras y naranjas que no me dieron resultado. El pique se marcaba, pero cuando clavaba los erraba. Entonces probé con unas líneas del tipo lágrima chicas color amarillas y blancas. Con estas logré algunas capturas pero también era mas lo que erraba que lo que lograba. Era obvio que las condiciones de la laguna, sin viento y mucho calor, ameritaba volver a las hipersensibles yoyo. Así pues a armar de nuevo. Cada armada me toma varios minutos pero, como dice el refrán, si queres pescado hay que mojarse el culo. Como me imagine, los resultados volvieron a ser los mismos. Era indudable que la línea que imaginé en la previa era la indicada y con ella seguí sacando lindos pescados durante todo el resto de la jornada. Finalmente regresamos satisfechos por otra jornada maravillosa de pesca en un lugar que se está convirtiendo en la vedette de esta temporada que recien está comenzando. Seguramente volveremos otra vez a probar y ver si con un poquito mas de frío podemos lograr mejores portes, ya que con la fresca los juveniles siempre tienden a bajar su terrible actividad y los mas grandecitos tienen mas chances de llegar a la carnada que le ofrecemos. Monte una sopresa que se está transformando en vedette.
El domingo llegamos temprano a Monte, previa compra de mojarras medianitas en la ruta de entrada al pueblo. Cargamos el bote y a remar.
Salimos a quinientos metros del pesquero, con un fuerte viento de frente, por lo que una vez que llegamos al lugar elegido anclamos y no nos movimos mas del mismo en todo el día. Líneas al agua y ya de entrada se notaba que la preparada por mi era la opción adecuada.La proporcion de pique era tres a uno con los chicos que empezaron con boyas convencionales. La gran diferencia es la forma en que se ve el pique. En las boyas yoyo y al ser tan chiquitas y livianas, lo que se produce es el hundimiento casi instantáneo de las mismas apenas el pez toma la carnada. Como no tienen trampa, hay que darles unos segundos para que tome bien antes de clavar. Al rato de estar pescando Facu decidió armar una línea parecida a la mía con dos boyas yoyo naranjas. Los resultados comenzaron ahí a ser parejos, mientras Cristian, debutante en esta difícil pesca y con boyas demasiado grandes, seguía luchando con los piques errados. la pesca venía siendo muy buena en cantidad , no asi en calidad, hasta el mediodia dnde con tanto calor y con la laguna casi planchada, los pejerreyes empezaron a ponerse mucho mas remisos que antes. El pique era espaciado y jugueton, hundían las yoyo pero las devolvían enseguida a superficie. El problema mas grande a estas alturas radicaba en la falta de carnada adecuada para tentar a las flechas. Los dientudos brillaron por su ausencia en toda la jornada y el filet de pejerrey no estaba funcionando bien, asi que las mojarras eran las únicas que podían conseguir pique, pero como estaban todas muertas no eran las mas tentadoras. Aproveché las mas grandes para por lo menos que se hagan visibles, y les daba tironcitos a la línea para que la carnada tomara algo de vivacidad. Así fue que seguí consiguiendo algun pique bueno que pudiera clavar. Por la tarde y habiendo dado por satisfechas mis ansias de pescar intenté probar con las clásicas líneas de tres boyas. Así que primero puse unas de balsa tipo cometas negras y naranjas que no me dieron resultado. El pique se marcaba, pero cuando clavaba los erraba. Entonces probé con unas líneas del tipo lágrima chicas color amarillas y blancas. Con estas logré algunas capturas pero también era mas lo que erraba que lo que lograba. Era obvio que las condiciones de la laguna, sin viento y mucho calor, ameritaba volver a las hipersensibles yoyo. Así pues a armar de nuevo. Cada armada me toma varios minutos pero, como dice el refrán, si queres pescado hay que mojarse el culo. Como me imagine, los resultados volvieron a ser los mismos. Era indudable que la línea que imaginé en la previa era la indicada y con ella seguí sacando lindos pescados durante todo el resto de la jornada. Finalmente regresamos satisfechos por otra jornada maravillosa de pesca en un lugar que se está convirtiendo en la vedette de esta temporada que recien está comenzando. Seguramente volveremos otra vez a probar y ver si con un poquito mas de frío podemos lograr mejores portes, ya que con la fresca los juveniles siempre tienden a bajar su terrible actividad y los mas grandecitos tienen mas chances de llegar a la carnada que le ofrecemos. Monte una sopresa que se está transformando en vedette.